"...El MEAM se ha convertido en el templo de esa nueva religión, la religión de los que creen, en pleno siglo XXI, en una nueva expresión de la contemporaneidad en el arte. Un arte que ya no se conforma con la experimentación convertida en un fin en sí misma, ni con el permanente ensayo de formas y colores sin lograr producto definitivo alguno, ni con el culto al ruido por el ruido, ni con la fabricación de montajes cinematográficos condenados al aburrimiento. Y esa nueva expresión requiere, de nuevo, un arte directo, expreso, rotundo, absoluto, real, inteligible y genial, capaz de generar ilusiones y de despertar admiraciones en amplios sectores de la población que, de esta forma, volverán a hacer las paces con el arte de su tiempo y a soñar con ilusiones hoy por hoy totalmente olvidadas. Y es que el arte ha de ser asimilable por parte del espectador, ha de ser capaz de hablar su lenguaje, de generarle ilusiones, de despertar admiración, de abrir la caja de los sueñ...